El psicólogo estadounidense Martin Seligman descubrió y acuño el término de la indefensión aprendida tras realizar estudios con animales sometidos a situaciones ante las que nada podían hacer.
¿Qué es la indefensión aprendida?
Es aquella reacción que se produce cuando una persona se siente totalmente indefensa frente a una situación a pesar de tener todo en su mano para superarla con éxito o evitarla. Se produce esta reacción cuando, previamente a esa situación definitiva, la persona ha pasado por una experiencia similar en la que a pesar de dar lo mejor de sí misma y esforzarse al máximo, ha visto que le era imposible cumplir con lo que pretendía.
Os pongo un ejemplo de un experimento real llevado a cabo en EEUU:
- Un experimentador entra en una clase y les dice a los alumnos que les va a hacer una prueba de inteligencia.
- La prueba consistía en que el experimentador les daba un conjunto de letras desordenadas y tenían que formar una palabra con ellas (ejemplo: MOLIN = LIMON)
- Mintió a los alumnos y les dijo que a todos les daba las mismas letras, pero a la mitad de la clase les dio letras que formaban una palabra fácil mientras a la otra mitad les dio letras con las que era imposible formar una palabra (ejemplo BRINSO).
- Les dio 5 minutos y pido que levantaran la mano los que había resuelto la palabra.
- La mitad de la clase levanto la mano, y la otra mitad (palabras imposibles) no lo hizo.
- Repitió de nuevo la forma de proceder. A la misma mitad de alumnos les dio la palabra fácil y a la misma mitad la imposible.
- Volvió a pedir que levantaran la mano y volvió a pasar lo mismo.
- Por última vez, repitió la forma de proceder. Pero en esta ocasión sí les dio las mismas letras a todos. Letras fáciles. ¿Y que pasó?
- La mitad de alumnos que habían resuelto las dos anteriores realizó la palabra y levanto la mano. Pero… de la mitad de alumnos que hasta ahora siempre fallaban, menos de la mitad fue capaz de formar la palabra fácil.
Guau, ¿Qué significa esto?
Significa que más de la mitad de los alumnos que habían fallado las dos ocasiones anteriores dejaron de confiar en sus posibilidades y asumieron que era imposible encontrar una solución. Que no eran capaces. Y al dejar de confiar en sus posibilidades y verse incapaces, decidieron abandonar y afrontaron la tarea con escasa fe y ganas. Fueron incapaces de hacer una tarea que, casi con toda seguridad, hubieran hecho a la perfección si se les hubiera dado a la primera y son una historia previa de fracasos.
¿Cómo afecta esto al deporte en general?
Deportista: No puedes rendirte nunca. El hecho de que aún no hayas conseguido lo que buscabas a pesar de dar tu máximo esfuerzo no implica que esto vaya a ser así siempre. Sigue dándolo todo. Sigue esforzándote. Eso no te asegura que vayas a alcanzar el éxito, pero sí te asegura que estarás preparado cuando las circunstancias que hasta ahora te lo hacían imposible, cambien.
Entrenador: Tienes que tratar de evitar por todos los medios que tus deportistas caigan bajo los efectos de la indefensión aprendida o sus prestaciones bajaran a toda velocidad y rendirán muy por debajo de su potencial. ¿Cómo hacerlo? Haciendo rotaciones y premiando al que trabaja duro. No perpetúes una situación de suplencia si sientes que tu jugador hace todo lo que está en su mano para revertirla, de lo contrario, cuando necesites a ese jugador, no te dará un nivel válido.