Durante los últimos años el número de lesiones asociadas a la práctica deportiva se ha visto aumentado sobremanera, fruto del gran incremento de deportistas tanto profesionales como amateurs que se ha venido produciendo en nuestra sociedad.
Dentro del ámbito lesional, una vez que el deportista lesionado ha superado las primeras fases del tratamiento, llega el momento en el que debe retornar a la actividad propia de su práctica deportiva concreta. No obstante, llegado a este punto surge un interrogante acerca de si esta fase se aborda de una forma específica y supervisada o si, por el contrario, se produce un periodo vacío entre la fase médica y la fase de reentrenamiento físico. Es aquí donde cobra vital importancia tanto el proceso de readaptación deportiva como la figura profesional del readaptador.
La readaptación físico-deportiva
Hoy en día resulta imposible hablar de rehabilitación de lesiones sin considerar el ejercicio físico como una de las herramientas más potentes en la recuperación de los pacientes. Esto ha provocado que, a pesar de que en los últimos años los esfuerzos se han centrado en el tratamiento del trauma en sí mismo, los objetivos han ido derivando hacia la búsqueda de estrategias de intervención que, o bien reduzcan el número de lesiones (prevención) o bien supongan una disminución del tiempo de baja y/o una reincorporación segura al entrenamiento y la competición (readaptación).
Algunos de los objetivos que deberían atenderse desde un punto de vista profesional, podrían ser los siguientes:
- Valorar, supervisar y diagnosticar el estado del deportista de manera continuada e individualizada.
- Organizar un programa de entrenamiento de acuerdo a las necesidades individuales.
- Prevenir futuras patologías y asegurar la recuperación completa del atleta.
- Mejorar continuamente las capacidades de coordinación básicas de las áreas corporales que intervienen de forma preferente en la ejecución de las técnicas específicas.
- Lograr el equilibrio necesario del balance muscular en los grupos más importantes, protagonistas-antagonistas de las técnicas preferidas por el atleta.
- Obtener niveles de fuerza generales y específicos óptimos para desarrollar las tareas deseadas.
- Cooperar para las descarga tendinoso-articular de cada día de entrenamiento, con el resto de los métodos utilizados.
- Mejora constante de la movilidad articular.
- Ayudar al logro de la deseada elasticidad muscular.
- Ayudar a tener un estado de animo satisfactorio.
Llegados a este punto queda plantearse: ¿Cómo conseguir la readaptación del deportista para que éste vuelva a competir en las mejores condiciones posibles?