Los jugadores de fútbol siempre tienen ganas de demostrar que son capaces de llegar a lo más alto. Ya desde categorías inferiores, los chavales no solo juegan para divertirse, sino que lo hacen para causar una buena impresión ya sea a sus padres, a su entrenador o a sus compañeros. Ahí nos encontramos con el concepto de competitividad, que en algunos tiene un poder más fuerte que otros, ya que no solo de calidad vive el futbolista.
En ese talento que se va mostrando en cada entrenamiento y cada partido se va forjando la carrera de un jugador. A veces, lo más adecuado para su desarrollo es permanecer en el mismo equipo toda la vida, pero en otras ocasiones es más conveniente salir de la zona de confort y fijarse objetivos nuevos. Una manera de hacerlo es presentarse a las pruebas de nivel de otro equipo, lo que supondría poder subir un escalón a nivel competitivo tanto individual como colectivamente.
¿Qué buscan los ojeadores y entrenadores en una prueba?
En esta clase de pruebas se evalúan principalmente tres aspectos: la habilidad técnica, el potencial físico y el aspecto psicológico. Indudablemente, estos son los pilares de un futbolista y los que determinan cuál es su techo y cómo se pueden adecuar sus características al equipo en cuestión. Dependiendo del estilo de juego que implante ese entrenador, el jugador interesará más o menos. El hecho de descartarlo no significaría que no tiene nivel, sino que simplemente no se ajusta a lo que buscan en ese momento.
Una prueba para un equipo de fútbol es similar a lo que en el mundo exterior podría ser una entrevista de trabajo. Se valora el currículum del candidato y se intenta conocer de primera mano cómo se adaptaría al puesto. Por lo general, los jugadores suelen estar bastante controlados gracias al scouting que se hace de los partidos, pero ver in situ cómo se comporta el jugador a la hora de recibir instrucciones o realizar ejercicios determinados permite a los equipos tener una mayor información sobre la adaptación que tendría en su programa.
Consejos para pasar una prueba de fútbol
El jugador debe tener claro que una prueba de este tipo no es un examen a vida o muerte. Lógicamente, rendir bien el día D aumentará las posibilidades de ser fichado, pero a veces se acuerda hacer un seguimiento y analizar su evolución para contratarlo en el futuro. Esto ocurre principalmente en algunos clubes importantes, que consideran que a edades tempranas es mejor que el chaval disponga de minutos e importancia para desarrollar su figura de líder y seguir creciendo.
Lo más importante en estos casos es no dejarse influir por la presión y practicar el estilo de juego habitual. De esta manera, se evita uno de los fallos más comunes, que es intentar hacer cosas difíciles o ser egoísta para brillar más que el resto de futbolistas, y eso puede ser un arma de doble filo. Desde aquí te recomendamos estar atento a las oportunidades de hacer pruebas para otros equipos, pero siempre con cabeza y jugando de la manera habitual.